domingo, 5 de octubre de 2014
Santa Faustina: "Jesús mío, transfórmame en Ti"
• "Oh Jesús mío, por la confianza en Ti Trenzo miles de coronas y sé
Que todas florecerán
Y sé que florecerán cuando las
Ilumine el Sol Divino.
Oh gran y Divino Sacramento
Que ocultas a mi Dios
Jesús acompáñame en cada momento,
Y ningún temor invadirá mi corazón".
• "Me abrazo al Corazón de Dios, como el niño recién nacido al pecho de su madre. Miro todo con ojos distintos. Estoy consciente de lo que el Señor ha hecho en mi alma con una palabra; de esto vivo".
• "Oh, Hostia Santa, Tú estás encerrada para mi en un cáliz de oro,
para que en la grande selva del exilio yo camine pura, inmaculada, intacta, y que lo haga el poder de Tu amor.
Oh, Hostia Santa, habita en mi alma, Purísimo Amor de mi corazón;
Que Tu luz disipe las tinieblas;
Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.
Oh, Hostia Santa, Delicia del Paraíso, Aunque ocultas Tu belleza
y Te presentas a mí en una miga de pan la fuerte fe desgarra este velo".
• "Deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí".
• "Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo".
• "Mi corazón es la morada estable de Jesús. Además de Jesús nadie tiene acceso a él. De Jesús recojo fuerzas para luchar contra todas las dificultades y contrariedades. Deseo transformarme en Jesús para poder dedicarme perfectamente a las almas. Sin Jesús no me acercaría a las almas, porque sé lo que soy yo por mi misma. Absorbo a Dios en mí, para entregarlo a las almas".
• "Desde la primera vez que conocí al Señor, la mirada de mi alma se ha hundido en Él por la eternidad. Cada vez que el Señor se acerca a mí, y se produce en mí un conocimiento mas profundo, crece en mi alma un amor más perfecto".
• "Jesús, deseo la salvación de las almas, almas inmortales. En el sacrificio desahogaré mi corazón, en el sacrificio que ni siquiera alguien sospecha; me anonadaré y quemaré inadvertidamente en el sagrado fuego del amor de Dios. La presencia de Dios es la ayuda para que mi sacrificio sea perfecto y puro".
• "Jesús, en Ti confío, Jesús, Te amo con todo el corazón. En los momentos más difíciles Tú eres mi Madre".
• "Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tu eres mi puerto, Tu eres mi paz, Tu eres mi Única salvación. Tú eres la serenidad en los momentos de lucha y en el mar de dudas. Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida. Tú eres todo para el alma solitaria. Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca callada. Tú conoces nuestras debilidades y como un buen medico consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un buen experto".
• "En cuanto entré en la capilla, la presencia de Dios me inundó. Sentia claramente que el Señor estaba a mi lado. Un momento después vi al Señor todo cubierto de llagas, y me dijo: Mira, con quien te has desposado. Yo comprendi el significado de esas palabras y contesté al Señor: Jesús, Te amo mas viendote tan herido y anonadado que como Te viera en Tu Majestad. Jesús preguntó: ¿Por qué? Contesté: Una gran Majestad me da miedo a mi, a esta pequeñita nulidad que soy, mientras que Tus llagas me atraen a Tu Corazon y me hablan de Tu gran amor hacia mi. Después de esta conversación se hizo el silencio. Miraba atentamente sus santas llagas y me sentia feliz sufriendo con Él. Sufriendo no sufria, porque me sentia feliz conociendo la profundidad de su amor".
• "Jesús me dijo que yo le agradaría mas meditando su dolorosa Pasión, y a través de esta meditación mucha luz fluye sobre mi alma. Quien quiera aprender la verdadera humildad, medite la Pasión de Jesús. Cuando medito la Pasión de Jesús, se me aclaran muchas cosas que antes no llegaba a comprender. Yo quiero parecerme a Ti, oh Jesús, a Ti crucificado, maltratado, humillado. Oh Jesús, imprime en mi alma y en mi corazón Tu humildad. Te amo, Jesús, con locura. Te [amo] anonadado, como Te describe el profeta, que por los grandes sufrimientos no lograba ver en Ti el aspecto humano. En este estado Te amo, Jesús, con locura. Dios Eterno e Inmenso, ¿qué ha hecho de Ti el amor....?"
• "Cuanto más Te conozco, tanto mas ardientemente Te deseo y anhelo".
• "Jesús ama a las almas escondidas. Una flor escondida es la que mas perfume tiene dentro de sí".
• "Oh Bien Supremo, deseo amarte como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra. Deseo adorarte con cada momento de mi vida y unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad. Mi vida no es monótona ni gris, sino variada como un jardín de flores perfumadas, donde no sé que flor recoger primero; el lirio del sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la humildad".
• "Oh Jesús mío, deleite de mi corazón, Tu conoces mis deseos. Quisiera esconderme a los ojos humanos, viviendo de modo como si no viviera. Quiero vivir pura como una flor de campo; quiero que mi amor esté dirigido siempre hacia Ti, como la flor que gira siempre hacia el sol. Deseo que el perfume y la frescura de la flor de mi corazón estén siempre guardados exclusivamente para Ti. Quiero vivir bajo Tu mirada divina, ya que Tu solo me bastas. Cuando estoy Contigo, oh Jesús, no tengo miedo de nada, porque nada puede dañarme".
• "Deseo, Jesús mío, sufrir y arder con el fuego del amor en todos los acontecimientos de la vida. Pertenezco a Ti entera, deseo abismarme en Ti, oh Jesús, deseo perderme en Tu divina belleza. Tú me persigues, Señor, con Tu amor, como un rayo del sol penetras dentro de mí y transformas la oscuridad de mi alma en Tu claridad. Siento bien que vivo en Ti como una chispa pequeñita absorbida por un ardor increíble, en que Tú ardes, oh Trinidad impenetrable. No existe un gozo mayor que el amor de Dios. Ya aquí en la tierra podemos gustar la vida de los habitantes del cielo por medio de una estrecha unidad con Dios, misteriosa y a veces inconcebible para nosotros. Se puede obtener la misma gracia con la simple fidelidad del alma".
• "No sé, oh Señor, a qué hora vendrás, Por eso vigilo continuamente y presto atención, Yo, Tu esposa por Ti escogida, Porque sé que Te gusta venir inadvertidamente, Pero el corazón puro desde lejos Te sentirá, Señor. Te espero, Señor, entre la quietud y el silencio, Con gran añoranza en el corazón, Con un deseo irresistible. Siento que mi amor hacia ti se vuelve fuego Y como una llama ascenderá al cielo al final de la vida Y entonces se realizarán todos mis deseos".
• "Ven ya, mi dulcísimo Señor,
Y lleva mi corazón sediento
Allí, donde estás Tú, a las regiones excelsas del cielo,
Donde Tu vida dura eternamente.
La vida en la tierra es una agonía continua,
Mientras mi corazón siente que está creado para grandes alturas,
Y no lo atraen nada las llanuras de esta vida,
Porque mi patria es el cielo. Ésta es mi fe inquebrantable".
Santa Faustina Kowalska (1905-1938), apóstol de la Divina Misericordia
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