viernes, 27 de junio de 2014

¿Cómo no amarlo hasta el delirio?: Teresa de los Andes

"Cuán bien experimento que Él es el único Bien que nos puede satisfacer, el único ideal que nos puede enamorar enteramente. Lo encuentro todo en Él. Me gozo hasta lo íntimo de verlo tan hermoso, de sentirme siempre unida a Él, ya que Dios es inmenso y está en todas partes. Nadie puede separarme. Su esencia divina es mi vida. Dios en cada momento me sostiene, me alimenta. Todo cuanto veo me habla de su poderío infinito y de su amor. Uniéndome a su Ser Divino me santifico, me perfecciono, me divinizo..." (Carta, 121).

"Nada hay que pueda ser un atractivo para el alma que sólo busca a Dios; y yo misma me espanto al considerar esta indiferencia respecto aún de aquello que antes me entusiasmaba. Mi única dicha, por ahora, es sólo vivir con mi Jesús; en Él encuentro en grado infinito todo lo que mi alma puede ambicionar" (Carta, 157).

"¿Cómo no amarlo hasta el delirio, cómo no despreciarlo todo ante el espectáculo de sus encantos y bellezas infinitas?" (Carta, 130).

"En este instante, mi alma se halla bajo el peso infinito de su amor (...). Estoy sumergida en Él. Perdida en su inmensidad. Compenetrada por su sabiduría. Viviendo porque Él es mi principio de vida, mi todo" (Carta, 114).

"En este instante estoy presa por Él. Me tiene encarcelada en el horno del amor. Vivo en Él (...). ¡Qué paz, qué dulzura, qué silencio, qué mar de bellezas encierra este divino Corazón! (Carta, 109).

"¡Qué cosa más rica es para el alma que ama pasar la vida junto al Sagrario! Él, prisionero por su amor, y ella también. Nada los separa. Ninguna preocupación. Sólo deben amarse y perderse la criatura en su Bien infinito. Él le abre su Corazón, y allí la hace vivir olvidada de todo lo del mundo, porque le revela sus encantos infinitos, a la vista de los cuales todo lo demás es vanidad. Él la estrecha y la une para sí. Y el alma, perdida y enloquecida ante la ternura de todo un Dios, desprecia las criaturas, y sólo quiere vivir sola con el Amor" (Carta, 130).

"Jesús me alimenta cotidianamente con su Carne adorable y, junto con este manjar, escucho una voz dulce y suave como los ecos armoniosos de los ángeles del cielo. Esta es la voz que me guía, que suelta las velas del barco de mi alma para que no sucumba y para que no se hunda. Siempre siento esa voz querida que es la de mi Amado, la voz de Jesús en el fondo del alma mía; y en mis penas, en mis tentaciones, es Él mi Consolador, Él es mi Capitán" (Diario, 10).

"Me pasa que cuando hablan de la Eucaristía siento algo tan extraño en mí, que no puedo pensar ni hacer nada. Como que me paralizo y creo que si en ese instante me vinieran ímpetus de amor no los podría resistir. ¡Jesús mío, me anonado ante tu amor!" (Diario 42).

"Aprovechemos para enriquecernos el momento de la comunión. Bañémonos en esa fuente de santidad y pidámosle el mundo entero de las almas, porque no nos sabrá decir que no. Porque su Corazón está latiendo amorosamente y al unísono del nuestro; de modo que todos nuestros deseos son de Él, y Él es todopoderoso. ¡Qué identificación tan grande! Somos en esos momentos otro Dios. Para mí esos momentos son cielo sin nada de destierro. ¿Qué puedo desear ya si todo un Dios es mío?" (Carta 113).

"Si cada mañana al comulgar nos preparáramos un poco mejor, ¡cómo nos aprovecharíamos de nuestra comunión...!, ¡cómo pasaríamos el día entero en éxtasis de amor para con ese Dios inmenso, majestuoso, hecho alimento de nuestras almas! En el cielo, hermanita, los ángeles lo contemplan faz a faz, pero nosotros los hombres lo poseemos cada uno, nos identificamos con Él. En esos momentos en que mi alma está unida a Dios, cesa todo para mí. Me faltan palabras, hermanita, para expresar la dicha divina que experimento. Siento al Infinito, al Eterno, al Santo todopoderoso, al sapientísimo Dios unido con la nada pecadora. Entonces adoro y más amo. Entonces es cuando el alma se siente pura. Está en la fuente de la santidad" (Carta 114).


Santa Teresa de Jesús de los Andes (1900-1920), carmelita descalza.


· Sitio web oficial de santa Teresa de los Andes.
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· "Experiencia eucarística de Dios en santa Teresa de los Andes", texto de fray Guillermo Juárez, op.
· Miniserie "Teresa de los Andes"

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